jueves, 8 de diciembre de 2011

Experimento

-Bienvenida…¿tu nombre?
-Hola, gracias, Beroldo
-¿Beroldo?
-Sí, Berold para los amigos
-Bueno, nuevamente bienvenida a nuestro taller literario
-Muchas gracias
-En general, antes de ponernos a trabajar, solemos charlar un poco con los nuevos integrantes como para empezar a conocernos
-Claro, me parece bien
-¿Escribís generalmente? ¿Qué te gusta leer? Contanos un poco sobre vos
-Sí, escribo pero en realidad vine porque hace bastante que no voy al médico
-Perdón…¿cómo? no te entendí bien
-Eso, hace bastante que no logro entender qué me pasa, no encuentro las palabras para explicar nada. Y bueno, es por eso que estoy acá
-Ah
-Quizás este espacio me ayude a reflexionar y pueda ir a una consulta con las cosas más claras
-Ajá…disculpame pero, ¿sabés que este es un taller literario, no?
-Sí, por supuesto, por eso vine
-Ah
-¿Por?
-Mirá, me siento un poco incómodo por insistir pero ¿no dijiste que necesitás ir al médico?
-Sí, eso dije...A ver, nunca asistí a ningún taller pero quizás es lo que ando necesitando. Tal vez me ayude a clarificar mis problemas
-Bueno…hagamos algo, ¿por qué no continuamos con la presentación de los demás y después nos seguís contando más sobre vos?
-Dale, me parece perfecto
-Sólo te pido una cosa
-Sí, decime
-Si te llegás a sentir mal, por favor avisá en seguida.


-Hola, te damos la palabra, presentate por favor
-Hola, soy el doctor
-Ah, mirá, sos médico, ¿y cómo te llamás?
-La verdad que no sé, hasta ahora siempre aparecí como “doctor”
-¿Cómo que no sabés? ¿En dónde apareciste? Che, ¿qué onda, me están haciendo una joda? ¿Se conocen, no?
-Pero querido, para nada, soy un hombre serio, un médico clínico. Acudí al taller porque hace rato que la espero a Beroldo en el consultorio y no aparece. Estoy un poco preocupado y quisiera ayudarla de algún modo. Pero, como le mencioné, soy médico. No suelo escribir demasiado, y quizás asistir al taller me ayude a comprenderla un poco más. Tal vez necesite de más apoyo del que le doy y por eso no esté acudiendo a las consultas
-Bueno, la verdad, no entiendo nada. No sé qué decirle, señor…bienvenido al taller
-Muchas gracias


-Falto sólo yo
-Sí, claro, ahora te iba a dar la palabra. Bienvenida al grupo, te escuchamos
-Bueno, en realidad vine más de observadora que otra cosa
-¿De observadora? Pero se supone que en un taller todos leemos, todos escribimos, esa es la dinámica
-Sí, entiendo, y justamente necesito observar a Beroldo y al médico para poder escribir
-Ah, ¿los conocés? No nos dijiste tu nombre
-Sí, digamos que más que conocerlos son mi creación
-¿Eh?
-Sí, y últimamente no sé qué pasa, pero se me fueron de las manos. No logro que se entiendan como antes. Y bueno, se me ocurrió que si los juntaba en otro contexto, quizás podía descifrar qué les anda sucediendo. Y me dije, qué mejor lugar que un taller literario, ¿no te parece?
-Lo que me parece es que me están tomando el pelo
-Para nada, che. Entiendo que estés un poco confundido pero en cuanto tenga las cosas un poco más claras, termino la escena
-Basta, por favor. Esto me está asustando en serio
-Pero qué escandaloso resultaste ser. Cuando inicialmente te pensé, mi idea era que fueras un tallerista-mediador menos dramático. Así no me ayudás
-¿Cuándo inicialmente me pensaste? ¿Pero de qué estás hablando?
-De nada. Esto así no va a funcionar, mejor abandono el experimento
-¿Qué experimento? Basta, se van todos de acá
-Lo que me faltaba. Ser echada por el personaje secundario
-¿Pero de qué hablás? ¡Por favor!
-De que saludes. Decí: chau, chau, adios.