martes, 29 de marzo de 2011

Mente en blanco

- ¿Hola?
- Hola, con la señorita Beroldo, por favor.
- Ella habla…¿Es usted, doctor?
- Hola, querida. Sí, soy yo.
- Qué sorpresa su llamado.
- Hace tiempo que la espero en mi consultorio. Como no aparecía, decidí llamarla para asegurarme de que se encuentra bien.
- Gracias, doctor. Sí, es cierto que hace mucho que no lo visito.
- ¿Le pasó algo en particular? ¿Quiere contarme?
- No, simplemente estaba esperando que se me pase este período de “mente en blanco”
- ¿Mente en blanco?
- Sí, hace unas semanas que estoy intentando hacer la plancha para ver si lo resuelvo.
- Espere, espere. Una cosa por vez ¿mente en blanco? ¿hacer la plancha?
- Sí, usar demasiado la cabeza termina por anular todas las ideas. ¿Acaso nunca le ocurrió?
- Sí, claro
- Bueno, eso es lo que me viene pasando. Los análisis, las dudas, los cuándo, cómo y porqués se amontonan, no encuentran espacio suficiente y terminan por anularse. Resultado: mente en blanco.
- La entiendo ¿y qué vendría a ser ese “hacer la plancha” que mencionó?
- Algo así como dejarme llevar más. No insistir. A ver,¿cómo podría definírselo?... ”Comer sólo si tengo hambre”. ¿se entiende?
- ¿Pero anda medio deprimida, Beroldo?
- ¡Para nada, doctor! Muy lejos estoy de eso. ¿Vio el dicho que dice “viejos son los trapos?
- Por supuesto
- El trapo se pone viejo de tanto usarlo y estrujarlo. Bueno, últimamente vengo sintiendo que estuve haciendo eso con mi cabeza. Ahora quiero que se escurra de a poco, colgarla al solcito de otoño y que rejuvenezca y brille nuevamente.
- Me parece perfecto, Beroldo. ¿Se dio cuenta de que durante toda la conversación me hizo saltar de metáfora en metáfora?
- Sí, me di cuenta. Muy mediocres, por cierto.
- Entonces no tiene la mente tan en blanco
- Pero doctor, ¿realmente le parece ésta una conversación acorde a nuestra relación? Usted es mi médico clínico. Los asuntos que últimamente debatimos no se amoldan a su disciplina.
- Beroldo, respóndame lo siguiente y la dejo tranquila.
- Dígame
- Desde que nos conocemos, ¿qué afección física real hemos tratado?
- Ninguna
- La espero pronto. Realmente la espero, no se pierda.
- Gracias, doctor. Hasta pronto.

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