Se despertó y fue directamente al diccionario: una ecuación es una igualdad entre dos expresiones algebraicas denominadas miembros, en las que aparecen valores conocidos y desconocidos.
Con esa definición en la cabeza intentó, durante días, resolver matemáticamente todos sus problemas metafísicos. Por suerte, y lejos de haberse encontrado con la frustración, llegó finalmente a una aliviante conclusión: muchas de sus ecuaciones pueden tener infinitos valores que la satisfagan.
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